Eric Lizalde, B2C
El pasado jueves 31 de octubre se celebró en todo el mundo, o en todo el universo, el día de la
materia oscura. Sin embargo, hubiera sido mucho más emocionante para la comunidad científica
si, además de las numerosas universidades y centros, se hubiera dejado ver también nuestra
protagonista. Para arrojar algo de luz sobre este asunto, diremos que la materia oscura es algo así
como un infiltrado en nuestro universo, que evita el contacto visual, pero que participa
enormemente. Sabemos de ella porque atrae gravitacionalmente a los objetos masivos, y
provoca, entre otras cosas, que las estrellas periféricas de las galaxias giren más rápido de lo que
deberían. Eso sí, no interacciona electromagnéticamente, de ahí su “oscuridad” (aunque más
correctamente, invisibilidad). Realmente, qué es sigue siendo uno de los misterios más grandes
de la Física: no es materia ordinaria, de la que estamos hechos, quizás ni siquiera materia,
aunque es muy abundante (cinco veces más que la ordinaria). Hoy en día, científicos de todo el
mundo andan a tientas por el camino de la investigación en materia oscura, que, al completarse,
sacará a la luz la naturaleza de casi el 30% de nuestro universo.